Por. María José
La técnica del Balón Intragástrico o BIB, es una técnica no quirúrgica, muy innovadora, de pérdida de peso, que lo que produce en el paciente es una sensación de saciedad que se traduce en una reducción de la cantidad de alimentos ingeridos en cada comida.
Se utiliza para personas con problemas de obesidad o sobrepeso que hayan probado algún otro tratamiento, como dietas o programas de modificación de conductas alimenticias, y no les haya dado resultado.
Es un método muy rápido, eficaz y seguro, pues se realiza de manera ambulatoria, con una sedación anestésica cuyos efectos pasan muy rápidamente, ya que la implantación del balón no dura más de 20-25 minutos.
Someterse a esta técnica, no impide la utilización de otras al mismo tiempo. De hecho, el BIB, es una garantía para que los resultados de estas otras técnicas sean más inmediatos y de más duración. El BIB, puede añadirse a un programa en el que se incluyan varias técnicas, como elemento indispensable para conseguir un buen resultado.
En los 6 primeros meses la reducción de peso es considerable, sin embargo, al ser una herramienta de ayuda para disminuir de peso, de carácter temporal, debe utilizarse junto con un plan de alimentación, dirigido por un médico y un buen programa de ejercicios, que ayudará a mantener lo que se ha perdido, una vez el balón sea retirado.
La pérdida de peso en estos primeros meses es tan espectacular y tan rápida, que los pacientes pueden necesitar cirugías de remodelación corporal como abdominoplastias o liposucciones en diferentes zonas del cuerpo.
El sobrepeso y la obesidad, son trastornos del metabolismo y del comportamiento, frente a la comida. Es una enfermedad crónica, y por ello necesitará de un tratamiento casi continuo a lo largo de la vida del paciente.
El éxito o el fracaso de este tratamiento está vinculado en gran medida a la adaptación que el paciente tenga a sus nuevos hábitos: una alimentación sana y equilibrada, y una tabla de ejercicios realizados con regularidad.
Por: María José
Las cifras que existen actualmente sobre el tabaco son espeluznantes: aproximadamente un 35% de la población española es fumadora, esto quiere decir que uno de cada tres españoles mayores de 15 años fuma; y uno de cada dos morirá por su culpa si no lo llegan a dejar. En España es la causa más importante de enfermedad y muerte evitable.
Gracias a las campañas sanitarias de sensibilización, la imagen del fumador está cambiando. Fumar ya no es considerado como un hábito más y un símbolo de independencia y madurez, aprobado socialmente. Está empezando a considerarse como una drogadicción, aunque suene excesivamente duro decirlo, pero la verdad es que provoca una dependencia tanto física como psíquica muy fuerte, así como la aparición del síndrome de abstinencia, igual que ocurre con cualquier droga.
La adicción al tabaco es un problema muy serio, y debe ser tratado por profesionales sanitarios, pues el síndrome de abstinencia al que se ve sometido un paciente que está dejando de fumar es tan fuerte que se refleja en ansiedad, tensión, somnolencia, disminución del ritmo cardíaco y la presión sanguínea, más ganas de comer y aumento del peso,… Además de que solamente el 10% de las personas que intentan dejar de fumar por su cuenta lo consiguen, mientras que el porcentaje aumenta cuando se recurre a ayuda profesional, alcanzando el 60%.
Para dejar de fumar es inevitable pasar por una serie de etapas de actitud ante este hábito que hay que superar para poder llegar a la meta final:
Etapa de precontemplación: es la primera fase que se encuentra un fumador, y se da en los primeros años de adicción. Todavía no ha experimentado ninguna consecuencia negativa derivada de este hábito y por tanto no existe la conciencia de estar realizando nada malo.
Etapa de planteamiento: menos de la mitad de los fumadores están en esta etapa. El fumador empieza a plantearse los beneficios de dejarlo, aunque sigue fumando.
Etapa de actuación: el fumador ya experimenta la conciencia de que es malo fumar y lo intenta dejar. Esta etapa puede llegar a repetirse varias veces.
Etapa de consolidación o mantenimiento: es aquella que se produce cuando el fumador ha dejado de fumar más de 6 meses. No es considerado ex-fumador hasta que no pasan 12 meses.
Etapa de recaída: afortunadamente son pocos los individuos que pasan a esta etapa, y aquellos que lo hacen se ven acompañados de una sensación de fracaso y pérdida de autoestima.
Dejar de fumar es un proceso largo, sin embargo la ayuda profesional y los variados métodos que existen para hacerlo son herramientas muy útiles para aquellos que deciden intentarlo.
Por: María José
Si buscamos la palabra obesidad en cualquier diccionario, nos encontraremos con una sencilla definición: exceso de grasa en el cuerpo. Tan sencillo y tan simple como esto. Sin embargo, para el sujeto que la sufre es algo más que una simple acumulación de grasa que le afecta estéticamente. Es un grave problema de salud que puede llegar a acortar la esperanza de vida (hasta el 50%, en comparación con personas no obesas de la misma edad y sexo); aumentar el porcentaje de probabilidad de padecer algún tipo de cáncer y llevar asociado un gran número de patologías (hipertensión arterial, diabetes, artrosis, problemas respiratorios, varices, enfermedades cardíacas,…) En general, el individuo que sufre sobrepeso y en mayor medida obesidad, tiene una calidad de vida mucho más limitada que el resto: va a tener más problemas de salud y más conflictos en sus relaciones sociales y familiares.
Desde un mínimo sobrepeso hasta llegar a los casos extremos de obesidad mórbida, existen diferentes grados de obesidad. Para medirlo se utiliza el Índice de Masa Corporal o IMC, que clasifica la obesidad en 8 clases: normal (IMC<25), sobrepeso grado I (IMC 25-27), sobrepeso grado II (IMC 27-30), obesidad moderada (IMC 30-35), obesidad severa (IMC 35-40), obesidad mórbida (IMC 40-50), super-obesidad (IMC 50-60) y super-super obesidad (IMC>60)
Saber el índice de masa corporal es importante para conocer el nivel de sobrepeso en el que se encuentra el paciente, y comenzar un tratamiento que se ajuste al caso concreto. Existen muchos tratamientos que nos ayudan a corregir el problema, desde dietas y ejercicio; pasando por la acupuntura y los métodos no quirúrgicos (balón intragástrico); hasta llegar a los más agresivos, los métodos quirúrgicos, para casos muy extremos con índices de masa corporal superiores al 40%.
No todos los tratamientos son aptos para cualquier paciente. Por ejemplo, para los casos de obesidad mórbida, donde los métodos quirúrgicos parecen ser la única solución, algunos pacientes pueden presentar contraindicaciones para la cirugía, por lo que se puede recurrir a otros métodos, que dan buenos resultados, como el balón intragástrico.
Un estudio intensivo previo que englobe el estudio de los antecedentes familiares y personales; la determinación del IMC, análisis de sangre; radiografías; ecografías abdominales; estudios respiratorios, del metabolismo y de la composición corporal (impedancia bioeléctrica) y por último la valoración psicológica, ayudan a elaborar el tratamiento más aconsejable.
Por: María José
La organometría es un sistema de medición de los órganos internos, que consiste en comprobar el estado funcional de éstos. Está basado en la relación que tienen los puntos de acupuntura con los órganos y sus partes integrantes.
Mediante el organómetro, se localizan los órganos especialmente afectados y se determinan las carencias, necesidades y los posibles remedios homeopáticos, alopáticos o biológicos que dependiendo del caso, el paciente necesite.
Mediante una pequeña corriente aplicada en un determinado lugar del cuerpo, se recogen los resultados de la medición. Se trata de un tratamiento que utiliza la propia energía del paciente para averiguar posibles desequilibrios energéticos internos. Estos desequilibrios se traducen en dos tipos de necesidades: puede que haga falta aportar energía al organismo o por el contrario puede que sea necesario extraer la energía que se acumula en exceso.
Es necesario aportar energía cuando se tratan procesos degenerativos, o cuando existen en el órgano afectado células viejas o muertas. Aportando energía, conseguimos estimular y tonificar las células restantes para compensar el deterioro de las que están afectadas. En el otro caso, seria conveniente restar energía a un órgano afectado cuando los grupos de células se están defendiendo de alguna sustancia patológica extraña, y están gastando demasiada energía para conseguirlo.
Esta terapia además, permite realizar un test de medicamentos a través del cual se puede obtener la medicación más adecuada para cada paciente y las dosis que son necesarias en cada momento.
La ventaja de este tratamiento es que no hace falta esperar para poder ver sus resultados como en el caso de un análisis de sangre, de orina o una radiografía. Se trata de una prueba fiable, que no es ni agresiva ni molesta. Y que no solo alerta de posibles enfermedades sino que también ofrece soluciones.
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