Al igual que otras medicinas alternativas y complementarias, la homeopatía desde su descubrimiento (finales del siglo XVIII) ha estado rodeada por un halo de rumores, unas veces verdaderos, pero en la mayoría de los casos falsos.
Actualmente, y a pesar del éxito que sus resultados están teniendo en la curación de múltiples enfermedades, aún existe mucho desconocimiento acerca de ella. Desconocimiento debido, en algunas ocasiones, a múltiples rumores que malos profesionales de la medicina tradicional han esparcido, pues ven en esta innovadora medicina un enemigo. Lo primero que se puede decir a favor de ella es que no se trata de una medicina lenta, pues si un paciente es tratado desde los primeros síntomas, éstos desaparecen de una forma extremadamente rápida. Lo que ocurre con la homeopatía es que, en la mayoría de los casos, los pacientes acuden al homeópata cuando están totalmente desahuciados por la medicina tradicional pues ya está muy desarrollada la enfermedad. Ante esto la única solución es administrar al paciente un remedio que actuará eficazmente, pero a largo plazo.También, igual que ocurre con la alopatía (medicina tradicional) es fundamental que el diagnóstico sea el correcto para tratar la enfermedad, pues si no lo fuera, el medicamento perdería eficacia, no así la homeopatía. Lo segundo es destacar una serie de características importantes, necesarias para entender el modo de actuar de la homeopatía: se trata de una medicina que utiliza sustancias en dosis infinitesimales, el mismo medicamento puede servir para tratar varias enfermedades, estos medicamentos se disuelven en la boca, colocados bajo la lengua pues esta zona de gran irrigación permite una entrada muy rápida del medicamento en la sangre, los medicamentos homeopáticos no deben tocarse con las manos para evitar degradarlos, igual que los hombres, los animales reaccionan favorablemente ante ella. Por último, saber que existen muchos productos que son incompatibles con el tratamiento homeopático, como el mentol, pues su efecto vasoconstrictor suprime la actuación de la homeopatía al disminuir su absorción.
Hace más de 200 años, Samuel Hahnemann, reafirmó empíricamente el principio terapéutico enunciado por Hipócrates y basado en la curación por los semejantes, dando origen a un método terapéutico: “La Homeopatía”.
En el año 1950, el Dr. Hans Heinrich Reckeweg, dio un gran paso adelante con su desarrollo de la homotoxicología, conocido por muchos como “Homeopatía de segunda generación” y fundamentada en bases biomoleculares. Significó la transición hacia un método basado en la inmunoterapia, que nos permite entender más claramente la farmacodinamia de los compuestos homeopáticos.
El principio de similitud, podemos resumirlo en cuanto al hecho de que lo semejante cura a lo semejante, siempre y cuando se utilicen dosis infinitesimales. Se basa en las siguientes premisas:
La mayoría de los componentes que se utilizan en los medicamentos homeopáticos proceden de plantas, minerales, animales e incluso catalizadores. Cuanto más diversa sea la combinación de diferentes tipos de componentes en un compuesto, más adecuado será el medicamento para su utilización en el tratamiento de patologías.
Los medicamentos homeopáticos también se pueden dividir de acuerdo a su modo de acción principal. De esta forma conocemos medicamentos para el drenaje y la detoxificación, inmunomoduladores y, por último pero no por ello menos importantes, medicamentos para el apoyo de células y órganos (soporte orgánico).
Los remedios se prescriben según la Materia Médica. Este es un libro en el que se describen con detalle todas las características de la sustancia, divididas según los diferentes órganos y sistemas sobre los que actúan. También contiene la información que se obtiene de la experimentación patogenética. Estas son pruebas toxicológicas que se realizan en personas sanas, y los síntomas que aparecen después de la exposición repetida a la sustancia se registran en la Materia Médica. Por lo que un paciente que muestra los síntomas que se han registrado con una sustancia puede ser tratado con una dilución homeopática de esa sustancia.
Organotropismo: el medicamento está muy relacionado con el propio órgano. Los medicamentos con efecto organotrópico mantienen el órgano en buen estado, inhiben su degeneración e incluso pueden facilitar su regeneración.
Es fundamental hacer varias precisiones que nos permitan realizar una diferenciación básica entre farmacodinámica alopática y homeopática.
En el fármaco alopático, la respuesta terapéutica está fundamentada en el efecto químico que la sustancia ponderal ejerce sobre el organismo (sobre un receptor a nivel molecular).
Muy diferente es la situación de los fármacos homeopáticos, puesto que al estar fundamentados en el sistema de preparación homeopática, contienen diluciones con dosis bajas o muy bajas de la sustancia inicial. Al estar basados en la “Ley del efecto inverso” de Arndt y Schultz, y en el “Principio de similitud de Hahnemann” es necesario que el individuo sea determinado previamente como “sensible” a esta sustancia; de lo contrario no se presentará el efecto terapéutico evaluado. Esto exige que los criterios de inclusión del paciente objeto del estudio, que se deben efectuar mediante la repertorización homeopática.
Un medicamento químico alopático es un remedio accional, es decir, impone una acción sobre el organismo, en cambio, los medicamentos homeopáticos, la acción no la produce el medicamento, sino el organismo que responde ante el estímulo del medicamento, por lo que el remedio homeopático sería reaccional.
Hace 200 años, Hahnemann postula la teoría de la homeopatía y está descubriendo sin saberlo, una metodología basada en la regulación del sistema inmunitario, solamente que lo hizo cuando no se sabía que las bacterias existían, ni mucho menos que había unas citoquinas o un interferón. Por lo tanto, las explicaciones que se dieron en aquella época para la homeopatía, hoy día para los ojos de la ciencia médica, no sean válidas, aunque no quiere decir que el método no lo fuera.
Los medicamentos homeopáticos de segunda generación utilizan diluciones decimales, por lo que existe presencia molecular. Vamos a entrar a analizar el mecanismo de acción de estos remedios. En el momento que uno de estos preparados es administrado en el organismo, el sistema inmunitario podrá reaccionar según la naturaleza de los componentes que a veces podrán ser tóxicos y se encuentran en plantas, minerales, o antígenos provenientes de venenos de animales, es decir, estamos dando al organismo microdosis de sustancias potencialmente peligrosas donde no se alcanzan las concentraciones adecuadas para producir daño en el organismo, pero en cambio, son capaces de promover una respuesta inmunitaria con el fin de reparar la matriz extracelular. Los estudios científicos iniciales fueron realizados por el Profesor Wagner en 1994 siendo Director del Departamento de Farmacología de la Universidad de Munich y confirmaron que cuando damos estas sustancias así diluidas se activa la fagocitosis, y aumenta la respuesta inmune.
Cuando ingresa en el organismo un medicamento homeopático de segunda generación, los componentes del remedio fraccionan sus proteínas constituyentes, conformando cadenas de 5 a 15 aminoácidos; estas cadenas de aminoácidos son transportadas a la superficie de la célula por el complejo mayor de histocompatibilidad y se expresan en su superficie como epítopos o motivos proteicos. Esto hace que al dar estos remedios en microdosis no produzca un efecto inmunogénico.
Estos epítopos que aparecen en la célula presentadora de antígenos van a ser robados por los linfocitos inmaduros Th0 que circulan por la zona, se acercan a las células presentadoras de antígenos y usan sus receptores para establecer contacto con el epitopo presentado, desencadenando así una señal que induce la transformación de linfocito Th0 en célula T regulador. Hasta el año de 1996, la ciencia médica solamente conocía los linfocitos Th1 productores de inflamación aguda y los linfocitos Th2 causantes de inflamación crónica, pero el profesor H. Weiner de la Universidad de Harvard, descubre que cuando se dan muy bajas dosis de antígenos, aparecía un linfocito diferente que el inicialmente lo llamó linfocito Th3. Hoy día se denomina linfocito T regulador. Entonces, mientras que el linfocito Th1 produce inflamación aguda, el linfocito Th2 produce inflamación crónica y el linfocito Th3 los frena.
En aquel momento se descubrió que la microdosis de los remedios homeopáticos, lo que hacían era estimular los mecanismos de regulación y por tanto y según esta concepción inmunológica, no se necesitaría dar un medicamento antiinflamatorio, sino un modulador de la inflamación; un remedio que nos permita controlar al linfocito Th1 y al Th2, pero no suprimir la inflamación como cuando damos un fármaco químico, ya que cuando se suprime la inflamación y las toxinas persisten en la matriz extracelular, la inflamación al cabo de un tiempo volverá a aparecer ya que la inflamación es la respuesta natural del organismo frente a cualquier homotoxina.
El profesor H. Heine y el inmunólogo M. Schmolz publicaron en prestigiosas revistas científicas, cómo los extractos presentes en los medicamentos homeopáticos tenían la propiedad de generar lo que se denomina como la “Inmunological bystander reaction”, es decir, una reacción de control y de regulación; entonces por primera vez, en el campo de la medicina, nos encontramos con remedios moduladores de la inflamación y no con antiinflamatorios.
En resumen: cuando damos un medicamento homeopático, este pasa a través de las mucosas y va a ser fagocitado por los macrófagos, estos macrófagos van a tomar los componentes del remedio que pueden ser de tipo vegetal, mineral, biológico o de cualquier otra naturaleza y llegan a las células presentadoras de antígenos como la célula dendrítica de la matriz, dentro de la célula dendrítica se van a fraccionar en cadenas de 5 a 15 aminoácidos y van a ser presentados a través del llamado complejo mayor de histocompatibilidad a nivel de la superficie de la célula presentadora de antígenos y se expresan en su superficie como epítopos.
Entonces este epítopo así presentado y esta célula así activada atrae a los linfocitos Th0 también llamados linfocitos inmaduros. Estos linfocitos inmaduros roban ese epítopo y se transforman en los llamados linfocitos T reguladores.
Estos linfocitos T reguladores viajan hacia el ganglio linfático más cercano en un proceso que se denomina “homing”. Una vez llega al ganglio linfático, el linfocito T regulador inducido por el estímulo farmacológico del remedio, comienza a replicarse en múltiples clones que se transportan a través del sistema linfático hacia el torrente sanguíneo. De esta manera, son atraídos por las quimiocinas que se producen durante el proceso inflamatorio ya que todo tejido lesionado genera quimiocinas y factores de complemento que atraen a los linfocitos T reguladores a través de un proceso llamado “quimiotaxis”. Cuando llegan al sitio de la lesión, estas células reguladoras liberan citoquinas tolerogénicas que modulan la actividad de los linfocitos proinflamatorios tipo Th1 y Th2 provocando una reducción de la expresión de sus citoquinas proinflamatorias. Este mecanismo regula la respuesta inflamatoria y regula el proceso homotóxico gracias a la contribución inherente del medicamento biorregulador.
A este proceso se le denomina “Mecanismo de Asistencia Inmunológico”, y la base de esta transformación, es el hecho de que los componentes presentes en los medicamentos homeopáticos están dados en microdosis, por que se pudo demostrar a través de la investigación que sólo las dosis bajas de antígenos al ser controladas por células presentadoras de antígenos profesionales, podían ser mostrados a los linfocitos inmaduros de alta sensibilidad, los cuales se iban a transformar en linfocitos Th3 ó T reguladores y que la dosis que lograba esta reacción era del orden de 20 microgramos, siendo la dosis promedio donde se encuentran los remedios homeopáticos de segunda generación.
Finalmente, se halló que las sesquiterpenlactonas, un grupo de moléculas que se encuentran solamente en las plantas medicinales, se detectó una como la helenalina, que está en el Arnica Montana, un remedio conocido desde Aulus Cornelius Celsus en la época romana ya que era el medicamento de uso por los gladiadores para los traumas y las inflamaciones. Pues resulta que la helenalina tiene una actividad moduladora de la inflamación en el orden de los picomoles y se descubrió que la helenalina se une de manera covalente a la subunidad P50 y P65 del factor nuclear kappa beta impidiendo que se pueda activar.
Estamos demostrando a través de estos mecanismos de control inmunitario documentados científicamente que los remedios homeopáticos son capaces de producir la inhibición de las citoquinas proinflamatorias.
El mantenimiento de la tolerancia inmunológica, base fundamental de lo que podíamos considerar como el “estar saludable”, es un complicado proceso que incluye mecanismos inmunológicos centrales y periféricos.
Este mecanismo se logra por la inducción de citoquinas moduladoras producidas por células Th3 reguladoras, que generan la tolerancia.
Los medicamentos homeopáticos de segunda generación resultan una solución excelente para el desencadenamiento de la asistencia inmunológica, que nos permitirá recuperar la tolerancia inmunológica, al presentar a las APC (células presentadoras de antígenos), bajas dosis de elementos tóxicos en una variada diversidad, y siempre dependiendo de la situación patológica concreta.
Hahnemann, partiendo del uso de sustancias muy tóxicas en la farmacopea de su época (arsenicum, plumbum, aurum, etc.), propuso, que se deberían atenuar mediante diluciones y potenciaciones sucesivas, con el fin de eliminar su carácter tóxico y mantener su carácter estimulador. Para ello creó las diluciones y potenciaciones en decimales y centesimales, que garantizaban la dosificación exacta de la sustancia administrada.
Investigaciones inmunológicas modernas han confirmado dicha propuesta. Estudios a “doble ciego” randomizados en artritis reumatoide, mostraron en muchos pacientes una mejoría en la enfermedad, después de la administración oral de colágeno tipo II, pero únicamente dosis muy bajas de colágeno tipo II, de aproximadamente 20 mgr/día, produjeron mejoría a nivel articular. Por el contrario, estudios realizados con dosis altas (1-10 mgrs/Kg/día), no reportaron resultados significativos comparados con el grupo placebo, lo cual corrobora la importancia de la utilización de dosis bajas en los medicamentos homeopáticos, como clave fundamental para la recuperación de la tolerancia inmunológica, mediante los mecanismos de asistencia inmunológica.
Encontramos los antecedentes a esta medicina en la genial visión y los brillantes aportes de Samuel Hahnemann, al que consideramos el padre de la inmunoterapia a muy bajas dosis (es decir, la Homeopatía).
Los trabajos iniciados en 1995 en la Universidad de Harvard por el profesor H. Weiner, demostraron que cuando se administra al organismo un factor antigénico a dosis bajas y ultra bajas (desde 1×10 elevado a -4, hasta 1×10 elevado a -23) se produce una modificación en la respuesta inmunitaria del paciente, fenómeno que el profesor Harmut Heine en Alemania denominó “Reacción de Asistencia Inmunológica”, y que permite entender el mecanismo farmacodinámico de los medicamentos preparados siguiendo el método homeopático determinado por Hahnemann hace más de 200 años.
Texto extraído de los libros: “Los Caminos de la Salud”, “Toxinas Zero”, “La Cara Oculta de la Celulitis” del Dr. Cidón Madrigal. Editorial La Salud Naturalmente.
La homeopatía como medicina alternativa se encuentra actualmente en constante crecimiento en todos los países del mundo, incluso en algunos está integrada dentro del sistema sanitario. Es efectiva para el tratamiento de cualquier patología, y su utilización puede llevarse a cabo tanto de forma generalizada (el mismo tratamiento para diferentes personas con el mismo problema) como individualmente (por ejemplo en el caso de la fibromialgia que se trata de forma personalizada, siendo muy eficaz en la disminución de los dolores). Aplicada para tratar alergias disminuye notablemente la intensidad de los síntomas, y la ingesta de antihistamínicos es menos necesaria. En los procesos gripales, mejora la temperatura corporal y reduce en gran medida los síntomas acelerando el proceso de curación. También se usa la homeopatía para reducir el dolor de la subida de la leche en la maternidad. Es efectiva en inflamaciones dolorosas de la piel (radiodermitis) calmando considerablemente los dolores. Otro posible uso sería para combatir las intoxicaciones por anhídrido arsénico o para casos de diarrea aguda. En estos casos la homeopatía consigue nuevamente disminuir la duración y la intensidad de sus efectos. Igualmente está indicado para casos de hiperactividad infantil. El tabaquismo se puede tratar también por medio de la homeopatía, de hecho, es una de las maneras más efectivas de acabar con la ansiedad que provoca el tabaco en los fumadores. La homeopatía es útil ante cualquier persona y cualquier patología puede verse beneficiada por ella. Válida tanto para enfermedades físicas como mentales humanas, ya se viene empleando con excelentes resultados incluso en el campo de la veterinaria. El proceso de curación y la duración del mismo varían en función del avance de la enfermedad, por eso en algunos casos se dice que la homeopatía es una terapia “lenta” cuando realmente no lo es si las patologías son tratadas a tiempo. Hoy por hoy, está considerada como un tipo de medicina moderna e innovadora, ideal para prevenir determinadas enfermedades.
Hay muchos tipos de terapias alternativas y naturales dentro del campo de la medicina alternativa o medicina natural. Algunas de ellas son psicológicas, otras terapias alternativas están especializadas en tratar la depresión. Hoy hablaré de la mestoterapia homeopática.
La mesoterapia en sus orígenes, solo contaba con la ayuda de medicamentos alopáticos y estaba principalmente relacionada con tratamientos de medicina estética, pero a día de hoy y gracias a la evolución y desarrollo de la homeopatía se ha incorporado una nueva forma de mesoterapia a través de productos naturales homeopáticos, los cuales ofrecen nuevas ventajas sin efectos secundarios y totalmente tolerables por el organismo. Entre las principales ventajas que ofrecen los productos homeopáticos cabe destacar la perfecta compatibilidad que existe entre ellos, permitiendo mezclar dichos productos entre sí para de esta manera atajar varias patologías dentro de un mismo tratamiento. Por ejemplo, cuando existen al mismo tiempo problemas celulíticos y patologías circulatorias. A menudo, es frecuente caer en el error de tratar problemas celulíticos, únicamente con productos lipolíticos, cuando en realidad existen alternativas homeopáticas altamente efectivas.Para resolver estos problemas de celulitis acompañada de componente graso se pueden mezclar diferentes productos para atacar por un lado la celulitis y por otro el problema de tipo lipolítico. Existen también productos homeopáticos que pueden ayudarnos a combatir cualquier tipo de obesidad (tanto localizada como general), actuando sobre los acúmulos grasos y la adiposis.
En procesos de antiflaccidez la mesoterapia homeopática es realmente efectiva. Para casos de celulitis con flaccidez y acúmulos de grasa, por medio de los preparados se consigue estimular y activar el funcionamiento muscular, incrementando el índice de masa muscular. Si además se acompaña de ejercicio físico los resultados son espectaculares.
En cuanto al número de sesiones necesarias, es imposible decir un número determinado ya que en cada caso influye la intensidad del proceso, las características del paciente y por ejemplo, en casos de obesidad, del volumen graso a tratar. Eso si, suelen ser necesarias sesiones esporádicas al finalizar cualquier tratamiento.
Espero que os hayan gustado estas terapias alternativas.
En relación a la homeopatía existe, por tratarse de una medicina natural alternativa, un sinfín de opiniones contrapuestas. Unas muy buenas, que alaban sus abundantes beneficios y que están respaldadas por los resultados positivos que con ella se logran obtener, y otras muy malas extendidas por los escépticos de este tipo de medicina.
Los defensores de la medicina alopática que están en contra de la homeopática, se refieren a ella como un cuento chino o un timo que no funciona y que solo es eficaz en determinadas personas que creen en ella, de tal manera que la curación de las enfermedades que éstos padecen se produce únicamente como producto de su fuerza de voluntad.
Ésta es una de las razones que con más fortaleza esgrimen sus detractores: el conocido “efecto placebo”, en relación con el tratamiento homeopático.
¿Qué se entiende por placebo? Placebo es toda aquella sustancia que sin tener ningún tipo de principio activo y por tanto ninguna acción terapéutica genera en el paciente enfermo una reacción o efecto curativo en el mismo, pues éste está convencido de sus milagrosos resultados. Se trata de un fármaco engañoso que los contrarios a la homeopatía, intentan relacionar con los que se utilizan en homeopatía.
Aunque no es una ciencia 100% demostrable, las estadísticas hablan por sí solas pues día a día, está ganándose la confianza de millones de enfermos en todo el mundo y de médicos que emplean la medicina tradicional, pero que recomiendan la homeopatía como terapia complementaria a sus pacientes.
Desde sus inicios hace 250 años, cada vez son más las terapias en las cuales su utilización está resultando efectiva. Es por esto que los gobiernos de algunos países están empezando a autorizar y respaldar mediante leyes todos estos productos homeopáticos, de tal manera que se empiecen a vender cada vez más en farmacias.
La clave y el éxito de la homeopatía es que ésta ataca a la causa de la enfermedad, mientras que la medicina tradicional, simplemente se centra en resolver sus síntomas.
Es un tipo de medicina moderna, que intenta tratar médicamente una enfermedad, pero respetando las leyes de la naturaleza, pues los productos que utiliza son de origen natural.
Son millones de personas en todo el mundo las que sufren algún tipo de alergia. En algunos casos padecerlas son consecuencia de una determinada predisposición genética mientras que otras veces se debe a alguna causa en concreto. Los síntomas de todas ellas, sea cual sea el origen, suelen ser casi siempre los mismos: lagrimeo, dificultad para respirar, congestión, estornudos frecuentes, cefalea, ojos enrojecidos, etc. Los factores que afectan negativamente a los alérgicos son sobre todo los provenientes del reino vegetal, aunque también lo son los ambientes poco ventilados, determinadas estaciones del año, el polvo ambiental, los ácaros, etc. Para tratar una alergia se puede recurrir tanto a la medicina convencional como a la medicina homeopática. Mientras que la medicina convencional suele hacer uso de antihistamínicos o corticoides, que logran frenan los síntomas aunque de manera temporal y pudiendo llegar a producir efectos secundarios, la homeopatía, que es la otra alternativa, intenta fortalecer el sistema inmunitario en lugar de tratar solamente los síntomas. Aunque éstos también se pueden tratar con la homeopatía cuando se encuentran en su fase más aguda con la ventaja de que no aparecerán efectos secundarios. Por medio de la homeopatía se analizan los síntomas físicos y psicológicos de los pacientes, para los cuales no existen tratamientos estandarizados, ya que a cada persona se le realiza un tratamiento especifico. La manera de actuar es administrando mínimas dosis de sustancias medicamentosas para activar las defensas del organismo y así conseguir la mejoría de los síntomas provocados por la alergia o, si es posible, la recuperación total. Para obtener los mejores resultados, un tratamiento homeopático de refuerzo del sistema inmunológico, debería realizarse en otoño para que en la primavera siguiente estuviéramos adecuadamente reforzados. Igualmente en primavera podemos ser tratados. En este caso, conseguiríamos aliviar los síntomas los cuales son más fuertes en esta estación. En definitiva, debemos saber que para las alergias, que siempre estarán presentes en el ser humano, la homeopatía puede ser una buena alternativa capaz de llegar a curarlas o en el peor de los casos, aliviarlas de forma natural y sin efectos secundarios.
Suele suceder a menudo que, cuando una profesión comienza a prosperar y a ponerse de “moda” debido a su creciente demanda por los clientes, ésta se rodee de “falsos profesionales” que imitan a los auténticos, invadiendo poco a poco con diferentes artimañas el terreno de los buenos profesionales para intentar absorber parte de sus clientes o potenciales clientes. Según el Código Penal incurre en intrusismo aquél que: “ejerza actos propios de una profesión sin estar en posesión del titulo correspondiente”.
En el campo de la Medicina Natural, los “intrusos” aprovechan el vacío legal que existe en la legislación de esta materia para crear sus negocios al margen de la ley. Suelen invadir terapias como la homeopatía, la acupuntura, otras terapias complementarias,… , campos de la Medicina Natural en general. Se trata de personas que ejercen este tipo de medicina sin la posesión de los títulos universitarios correspondientes y por tanto, sin la formación necesaria y adecuada. Éstos, se anuncian prometiendo la cura de enfermedades de manera infalible e incluso se aventuran a dar pronósticos sobre la duración de las curaciones.
La sociedad debería estar alertada ante estos hechos pues la salud es lo que en este caso está en juego y no solo unos pocos euros. Podemos correr serios riesgos al no ser tratados por médicos cualificados. A pesar de eso y de los muchísimos casos que se conocen a través de los medios de comunicación de estafas, hoy en día no paran de proliferar gran número de centros que imparten cursos intensivos de terapias complementarias sin ningún control académico.
No es muy difícil distinguir un autentico profesional médico de un “intruso”. Aunque lo más rápido, sencillo y fiable es investigar el currículum vitae de la persona que nos va a tratar e incluso preguntar en los respectivos colegios de médicos, si lo consideráramos necesario, podemos huir en un primer momento de aquellos falsos profesionales que aseguren curar cualquier dolencia o patología, sea la que sea, o que incluso prescriben sin ser colegiados médicos, lo cual va en contra de la ley.
La homeopatía, que fue considerada en un primer momento como una medicina un tanto alternativa y experimental, está tomando en los últimos años una gran relevancia, tanto para el médico de cabecera como para el especialista de cualquier rama de la medicina, debido a que aporta una gran ayuda para el tratamiento de numerosas enfermedades y problemas que afectan a los pacientes tanto a nivel físico como psicológico.
Su campo de aplicación es tan amplío, como el que tiene la medicina tradicional, pudiendo aplicarse a: enfermedades crónicas; trastornos de ansiedad; depresivos; lucha contra el tabaquismo; adelgazamiento;…
En el caso de la utilización de la homeopatía para el tratamiento del tabaquismo y la obesidad, está suponiendo una revolución por sus resultados, a pesar de que son muy pocos los especialistas que se atreven aún a utilizarla, ya que se trata de propuestas con un enfoque diferente y original. Pero también, no lo olvidemos, muy eficaz.
El médico que utiliza la homeopatía como instrumento para solucionar un problema, no ve éste como algo puntual dentro del cuerpo del paciente, sino que tiene en cuenta la globalidad del individuo, buscando primero las causas que han podido motivar ese resultado negativo para el paciente, con lo cual los resultados son más rápidos y seguros.
La homeopatía goza de múltiples ventajas, y no tiene apenas inconvenientes. Sus tratamientos son, frente a algunas patologías, los únicos verdaderamente eficaces. Tanto, que si éstos no existieran, solo se podría recurrir a tratamientos altamente agresivos.
Sus tratamientos aunque son sencillos, permiten reducir e incluso eliminar el consumo de sustancias como tranquilizantes; antidepresivos;…que forman parte de los tratamientos convencionales.
La homeopatía, por tanto, es aconsejable, por su eficacia y su ausencia de contraindicaciones, sobre todo para las personas delicadas.
El medicamento utilizado en homeopatía presenta, frente a los que se utilizan en la medicina alopática, cuatro ventajas fundamentales que lo convierten en un producto extremadamente útil y eficaz:
La elaboración de este tipo de medicamento se lleva a cabo en varias fases, en las cuales, además, se somete al producto a una gran cantidad de controles para establecer la calidad del mismo. Aunque las sustancias que se utilizan para la elaboración de los medicamentos homeopáticos, ya hemos mencionado arriba que pueden ser de diferente origen: animal (partes de organismos, polvos de órganos obtenidos de un animal,…), mineral (compuestos químicos,…) o vegetal (plantas enteras, raíces flores,…); la mitad de los utilizados para este fin son de este último tipo. Las primeras etapas de este proceso de elaboración están encaminadas a obtener la tintura madre (TM) de estas sustancias, a partir de la cual se obtiene el medicamento homeopático a través de múltiples diluciones homeopáticas. Estas diluciones son el ejemplo claro de la puesta en práctica de una de las leyes en las que se fundamenta la homeopatía: la de las dosis infinitesimales. A la vez que se van obteniendo estas tinturas madres, se van realizando sobre ellas y siguiendo unas normas muy específicas determinados ensayos, encaminados a garantizar una elevada concentración de principios activos y una máxima calidad de las mismas.
Hablamos de la homeopatía, una medicina cada vez menos desconocida en nuestro país, que poco a poco va ganando terreno gracias a sus excelentes resultados ya que es capaz de tratar muchos tipos de dolencias y enfermedades crónicas.
En el caso de la obesidad y el sobrepeso, puede ayudar de manera notable a todos aquellos pacientes que la sufren, sea cual sea la tipología de esta obesidad, pues una de las principales características del tratamiento homeopático es tratar a cada persona y a su problema de forma individualizada.
Las razones del aumento de peso son muy diferentes, por eso este tratamiento es tan efectivo, pues se estudian las características personales, físicas, psicológicas y el comportamiento alimentario, de cada una de las personas que lo sufren. Con el tratamiento homeopático se consiguen realizar dietas que se ajusten a cada caso particular. Junto con esta dieta, también se somete al paciente a un drenaje homeopático, que desintoxica el organismo mediante extractos de plantas frescas, ayudando a corregir los desajustes del cuerpo, favoreciendo una correcta eliminación de los deshechos y evitando la retención de agua en los tejidos. De tal manera que, en conjunto, lo que se obtiene es una regulación del metabolismo.
Adelgazar a través de la homeopatía es un proceso relativamente lento, ya que lleva un tiempo averiguar las causas que originan el aumento de peso, pero la ventaja frente a otros métodos más rápidos está, además de en su gran efectividad, en que no tiene efectos secundarios.
Con este tipo de tratamiento, y a través de las medicinas homeopáticas se consigue regular el apetito, se evitan las crisis de desanimo y de mal humor, y se apaciguan los impulsos del ansia de comer.
Mientras dure el tratamiento es aconsejable abstenerse de consumir alcohol, no tomar estimulantes como el café, ni productos mentolados que disminuyen los efectos de los tratamientos homeopáticos, así como no fumar.
La homeopatía es, en definitiva, una buena alternativa para adelgazar de una forma sana, saludable, innovadora y original.
Contacte con el Dr. Cidón si le interesan sus tratamientos o necesita más información.
También puede ponerse en contacto utilizando este formulario.