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Siempre se ha definido la obesidad como una acumulación excesiva de grasa. Nosotros preferimos definirla como el “exceso de grasa, resultado de una pérdida de armonía”. La obesidad y el sobrepeso se atribuyen a la ingesta excesiva de calorías y al estilo de vida sedentario. Los tratamientos clásicos buscan reducir el ingreso calórico con dietas hipocalóricas y aumentar el gasto energético con ejercicios físicos. Pero las tentativas dietéticas, raramente consiguen tener éxito. Si se logra reducir el peso, los resultados son temporales. Fracasan, entre otras causas, porque no se considera a cada obeso individualmente, sino que a todos se les recomienda la misma dieta. Si se consigue adelgazar, el metabolismo se adaptará a las restricciones y aun cuando sea mantenida la dieta, será recuperado el peso anterior.
En nuestra clínica, analizamos las causas que han llevado a esa persona al acúmulo de grasa ya que todo depósito graso, cualquiera que sea su localización, es el resultado de un desequilibrio interno que conviene diagnosticar y tratar, ya que según se hallen localizados esos depósitos grasos: parte superior del tórax, abdomen, muslos o piernas, no pueden ser provocados por las mismas causas.
No hay una obesidad de causa única ni, por supuesto, un tratamiento idéntico para todas las personas. Existen OBESIDADES de orígenes diferentes y la grasa se localiza en función de las causas que la provocan.
1- LEY DE LA LOCALIZACIÓN
La grasa se deposita en el cuerpo en función de las causas que la provocan. Para conocer el origen de obesidad individual se requiere un examen minucioso: toma de medidas, pliegue cutáneo, densidad, temperatura, color y localización predominante de la grasa.
2- LEY DE LA EVOLUCIÓN
La obesidad nace y evoluciona según los motivos que la inducen. Contrariamente a lo que se piensa, ser grueso o delgado no es sólo problema de voluntad. Los recientes hallazgos genéticos confirman que la herencia determina, en medida considerable, la aparición de la obesidad.
3- LEY DE LA SINTOMATOLOGÍA
Cada tipo de obesidad responde, al menos, a un signo etiopatogénico. Esta ley resulta de fundamental importancia para el sujeto obeso, pues le permite, de manera concreta, vigilar la evolución del tratamiento y controlar la aparición de las recaídas. Lo esencial no es eliminar la grasa, sino tratar la causa que ha producido el depósito graso. Solamente de esta manera el adelgazamiento será duradero.
El tratamiento debe considerar todas las causas que han generado la obesidad y corregir esos desequilibrios.
Última Actualización: 25/01/2023
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