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Dr. José Luis Cidón Madrigal, Licenciado en Medicina y Cirugía, especializado en Dietética y Nutrición.
Las personas nerviosas todo lo hacen a más velocidad de la normal, y también comer. Tan rápido suelen hacerlo que no dan tiempo a que se “dispare” el reflejo de saciedad, y cuando por fin éste se inicia, su estómago está a punto de reventar. Además en estas personas la masticación es incompleta y ello provoca digestiones más largas, con un laborioso trabajo de las paredes musculares del estómago que llevan a una hipertrofia de las paredes gástricas y, consecuentemente, a la obesidad.
Las bebidas gaseosas deben suprimirse, así como los alimentos que producen gran cantidad de gases. Las bebidas frías tienen un doble efecto: sacian el apetito y además provocan acortamiento de las fibras musculares de las paredes digestivas. En cambio, los alimentos y bebidas calientes tienen el efecto contrario: dilatan las fibras musculares y contribuyen al agrandamiento gástrico.
En resumen, para que el estómago funcione correctamente hay que: comer despacio, masticar bien, evitar el estrés, ingerir comidas fáciles de digerir, rechazar bebidas gaseosas y alimentos que producen gases, comer siempre a las mismas horas, beber algún líquido fresco de vez en cuando y, por último, adecuar la cantidad de alimentos ingeridos al tipo de actividad física desarrollada.
Última Actualización: 25/01/2023
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