La preparación biológica del deportista
El deportista de élite es un ser con unas cualidades innatas muy especiales. Sin embargo, hasta llegar a estar conceptuado como tal, necesita aplicar a su esencia intra o extrasensorial, una serie de complejos aditivos que en la mayoría de los casos están mal interpretados, mal concebidos o mal aplicados. Las investigaciones sobre tales aspectos, van descubriendo nuevos conceptos, campos de amplio espectro, visiones muy diferentes en el espacio y tiempo que requieren estos sobrenaturales, aunque humanos en definitiva, que vagan entre el ser o no ser bajo la continua constante de la superación. El doctor Cidón Madrigal nos vuelve a mostrar parte de esas posibilidades encaminadas a una mejor preparación y a una mayor ligazón entre los medios más sofisticados y las propias posibilidades.
La preparación biológica del atleta consiste en la puesta en práctica de los resultados de numerosas investigaciones encaminadas a obtener una imagen completa del valor del potencial atlético de un individuo, a descubrir posibles errores higiénicos generales o alimentarios y a orientar ciertas decisiones terapéuticas, todo ello con la intención de conducir al deportista a una condición física óptima. Existen dos aspectos importantes en la preparación biológica del deportista:
Por una parte, la necesidad de una nutrición sana y equilibrada, complementada, si hace falta, con la ingestión moderada y controlada de ciertos principios activos naturales;
Y por otra, el problema de las sustancias llamadas defatigantes.
LA IMPORTANCIA DE LA DIETÉTICA EN EL DEPORTE
Se sabe que todo exceso alimentario conduce tarde o temprano a una verdadera enfermedad tóxica del tipo de diabetes, obesidad, gota, cirrosis alcohólica, etc, y que existe un margen muy estrecho entre los simples consejos dietéticos, el aporte de vitaminas naturales o artificiales, la toma de una taza de café o la adicción a la cafeína, inscrita en la lista de sustancias dopantes.
Al parecer, todo se reduce a un problema y es el de “concepto de dosis”. Un deportista convencido de que un determinado producto le reportará ayuda con una dosis dada pensará, tal vez que multiplicando dicha dosis por “n” veces obtendrá un resultado “n” veces mejor. Este razonamiento vicioso conlleva el riesgo de provocar accidentes muy desagradables. “Es la dosis la que genera el veneno”, declaraba el gran Paracelso. Así, productos de inocuidad aparente bien conocida pueden provocar efectos francamente nocivos.
Por estos motivos, completar la cuota alimentaria con un cierto número de principios activos naturales, en teoría inocuos, como sales minerales, vitaminas, aminosicidas, glúcidos y otros, debe hacerse exclusivamente bajo supervisión médica. Estas sustancias coadyuvantes resultan casi indispensables a los deportistas para apoyar el enorme esfuerzo físico solicitado en el curso de las competiciones, gracias a su intervención sobre los procesos metabólicos habituales. Entre algunas de las sustancias más útiles tendremos:
Sales minerales. El esfuerzo perturba los intercambios electrolíticos celulares y, en este contexto el aporte de potasio se revela con frecuencia muy útil. No es recomendable utilizar el cloruro potásico, es preferible aportarlo en solución, pero sobre todo se aconseja administrarlo en componentes dietéticos, antes y después de los esfuerzos deportivos. Los frutos secos (higos, dátiles, etc.), y los plátanos, aportan sales potásicas, en cantidad importante. Los montañeros y aficionados a las travesías entre pueblos conocen bien estas cualidades y hacen mucho uso de estos alimentos.
Ácido adeno sin trifosfórico (ATP). Es el “billete energético del organismo” y tiene una importancia vital, ya que a mayor energía, más vitalidad. Una dosis de 30 mg. tomada tres días antes de la competición y otra dos días después de la misma, ayudan a mejorar las prestaciones deportivas.
Aminoácidos y sus sales. El ácido glutámico y, sobre todo, el ácido aspártico y sus sales, ocupan un gran interés por su intervención en los mecanismos fisiológicos de la fatiga.
Azúcares. Desempeñan un papel relevante en la fisiología energética muscular y también en la del cerebro, importante consumidor de azúcar. Los deportistas ingieren grandes cantidades de glúcidos en su dieta y toman azúcar antes, durante y después de las pruebas. En la mitad de una carrera de maratón disminuye la glucemia de los corredores, la ingestión de 50 gr. de glucosa hacia el kilómetro 20 de carrera permite terminar la prueba en buenas condiciones.
Los ciclistas de la Vuelta a España absorben, por término medio, 10 Kg de azúcar durante esta prueba.
Vitaminas. Todos los deportistas confiesan que consumen una gran abundancia y diversidad de vitaminas. A veces, se trata de cócteles vitamínicos de variado equilibrio y utilidad. En realidad, en el terreno deportivo sólo quedan bien establecidas las acciones de dos vitaminas hidrosolubles principales: la tiamina (vitamina B1) y el ácido ascórbico (vitamina C).
Cuando administramos simultáneamente a los deportistas las vitaminas B1 y C juntamente con azúcar, ayudamos a facilitar la preparación de las pruebas y a la recuperación del esfuerzo.
Además, las vitaminas B1 y C actúan como potentes agentes del metabolismo glúcido en la fisiología muscular. Desempeñan, asimismo, un papel fundamental en la regulación hormonal del sistema nervioso y en la transmisión del estímulo nervioso a los nervios periféricos.
Es importante para la práctica, conocer las dosis con las que deben administrarse estas dos vitaminas, tan apreciadas por los deportistas. La experiencia ha demostrado que la proporción más favorable corresponde al aporte combinado del 50 mg. de tiamina por 100 mg. de ácido ascórbico.
Llegados a este punto, cabe preguntarse si puede ser cierto, como han pretendido algunos, que gracias a una píldora mágica vitamínica compuesta de ácido tióctico y cocarbocilasa, los atletas de Alemania Oriental conquistaron la famosa cosecha de medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Montreal. O, por lo menos, así lo afirmó un antiguo campeón de gimnasia. Sin embargo, ¿no se trató, más bien, de un dopado?
PROBLEMAS DE LOS MEDICAMENTOS DEFATIGANTES
Esta cuestión resulta muy difícil de afrontar por ser casi virtual la frontera entre las sustancias dopantes y las defatigantes.
Las sustancias defatigantes son componentes naturales de la célula, su degradación y desaparición en el transcurso del ejercicio físico juegan un papel importante en la aparición de la fatiga fisiológica.
El problema consiste en determinar si es lícito intentar “defatigar” a un deportista administrándole, mediante “medicamentos defatigantes”, los compuestos orgánicos degradados y eliminados por el ejercicio deportivo, facilitándole así que pueda reemprender la competición antes y mejor que un adversario sometido a un tratamiento menos eficaz o si, por el contrario, debemos “dejar obrar a la naturaleza” a través del reposo simple y los consejos dietéticos, dejando así que gane el mejor dotado y el más entrenado para recuperarse.
La fatiga es la consecuencia inevitable del esfuerzo deportivo y no es aceptada por regla general como tal, más bien el entrenador y el deportista luchan sin cesar para incrementar las prestaciones deportistas y alejar los límites de la fatiga.
Estas prudentes conclusiones nos recuerdan un concepto básico de la teropecítica, aplicable tanto en la medicina del deporte como en la medicina biológica y homeopatía, que la supresión de la causa es un factor esencial de la curación. Por ello, la mejor terapéutica de la fatiga sigue siendo el descanso, la masoterapia y la bioenergética, siendo los tres pilares de la recuperación utilizados como terapia efectiva.
Sin embargo, hay dos preguntas esenciales que se plantean, la primera si es lícito recurrir a estos ¿fármacos?, y la segunda interrogante, dónde se halla la frontera entre las sustancias dopantes y los fármacos defatigantes.
El médico del deporte debe perseguir, como junco objetivo, el mantenimiento o restablecimiento del equilibrio fisiológico y energético por el esfuerzo, regla que excluye los defatigantes tóxicos y las sustancias dopantes.
La homeopatía surgió, precisamente, ante la necesidad de buscar un método curativo que realmente curase y sin la necesidad de los medios usados hasta entonces. En el tratamiento homeopático administramos remedios naturales expresamente escogidos para cada caso en particular considerando a la persona en su conjunto y como una unidad indivisible. Los remedios usados en homeopatía se ponen en contacto con las energías globales del individuo (físicas y psíquicas) para inducirlo a conseguir el equilibrio roto. Esta idea expresa que no es el remedio quien directamente obra sobre la curación, sino que da un estímulo al organismo para que sea éste quien luche y supere la fatiga muscular, los trastornos osteoarticulares, etc…, destinados a facilitar la recuperación.
Los deportistas deben utilizar todos los recursos puestos a su alcance, es decir, los adelantos de la dietética, fisiología, homeopatía y bioenergética, a fin de poder entregarse a las competiciones deportivas en las mejores condiciones del organismo.
Última Actualización: 21/03/2023
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