Dr. José Luis Cidón Madrigal
Médico-Cirujano
Doctor en Ciencias Biológicas
Al iniciarse el nuevo milenio, una nueva era en el área de las ciencias de los alimentos y de la nutrición se ha hecho presente cada vez con mayor intensidad: El área de la interacción alimentos-medicina, más conocida como la de los “alimentos funcionales”, que acepta el papel de los componentes alimenticios como nutrientes esenciales para el mantenimiento de la vida y de la salud, y como compuestos no nutricionales pero que contribuyen a prevenir o retardar las enfermedades crónicas de la edad madura. Inicialmente considerados como una curiosidad pasajera, la idea de la formulación de alimentos en base a los beneficios de salud que sus componentes no nutricionales podrían proveer al consumidor, se ha convertido en una de máximo interés actual para las grandes compañías de alimentos.
El concepto tradicional de que para el mantenimiento de una salud óptima la dieta diaria debe proveer cantidades adecuadas de nutrientes esenciales ha cambiado en los últimos años, por la evidencia, cada vez más fuerte, de que como mezcla compleja de sustancias químicas, los alimentos contienen también sustancias fisiológicamente activas que cumplen, al igual que los nutrientes esenciales, una función de beneficio, contribuyendo a reducir la incidencia de ciertas enfermedades crónicas y, por tanto, resultan necesarias para una vida saludable. Excepto por los nutrientes reconocidos, la mayoría de tales sustancias alimentarías permanecen sin ser completamente caracterizadas por sus funciones fisiológicas. Estudios epidemiológicos en vivo, en vitro y clínicos indican que una dieta a base de vegetales, puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas, especialmente del cáncer, conforme lo demuestra la revisión de 200 estudios epidemiológicos llevada a cabo en 1992 (Black y sus colaboradores), en la cual se demuestra que el riesgo de cáncer en personas que consumen dietas altas en frutas y vegetales, es el 50% del riesgo que se observa en personas que consumen poco de estos alimentos. La evidencia es clara de que las dietas basadas en vegetales contienen otras sustancias, además de los nutrientes tradicionales, que contribuyen a reducir el riesgo de cáncer.
Como resultado, la prevención de enfermedades a base de la dieta diaria es vista cada vez más como una opción, a base del desarrollo de productos diseñados para cubrir necesidades de salud específicas.
La promesa de los alimentos funcionales ha surgido en un momento en el que el interés de los consumidores en el eje dieta-salud es su prioridad. El interés del consumidor por obtener dietas óptimas para mantener una buena salud, por extender los años de vida, la desconfianza hacia los alimentos procesados, y el aumento en el mercado de los alimentos naturales ha creado el estado de revolución técnico-científica de los alimentos funcionales o alimentos diseñados en la que cada vez participan más. La base de estos componentes es eminentemente de origen vegetal o fotoquímica, aunque como excepción también están incluidos los suplementos prebióticos y probióticos. Los alimentos funcionales, los productos alimentarios y los suplementos dietarios que proveen un posible beneficio fisiológico en el control o la prevención de enfermedades representan una oportunidad para el desarrollo de nuevos productos. Las regulaciones de la NLEA (Ley de Etiquetado y Educación Nutricional) y de la DSHEA (Ley de Suplementos Dietarios, Salud y Educación) en los Estados Unidos, así como el Codex Alimentarius de las Naciones Unidas están llamados a constituir el engranaje principal en base al cual esta nueva revolución en la lucha contra la prevención y la cura de enfermedades se hará realidad.
La comprensión científica de cómo estos componente no nutricionales o fotoquímicos actúan en el organismo apenas está en sus inicios; no sólo se está identificando y encontrando que aparentemente existen cientos de ellos, sino que también se está logrando establecer la forma de acción de algunos. Aunque los fitoquímicos no aportan energía o material estructural al organismo, pueden cumplir importantes funciones. Los profesionales de las salud están gradualmente reconociendo el papel de los componentes fitoquímicos de los alimentos en el mejoramiento de la salud, en parte gracias al apoyo proporcionado por el advenimiento de la Ley de Etiquetado y Educación Nutricional de 1990 en los Estados Unidos NLEA, que requiere etiquetado nutricional para la mayoría de los alimentos y permite mensajes de salud e informaciones relacionadas a ciertas enfermedades en las etiquetas de los alimentos.
Especialistas en nutrición humana, ciencia y tecnología de alimentos, mercadotecnia, etc., investigan activamente esta nueva área y se encuentran formulando nuevos productos que permitan un futuro más saludable para la humanidad. Congresos y reuniones científicas se llevan a cabo cada vez con mayor frecuencia para discutir esta nueva área, convertida en uno de los tópicos de mayor interés desde el año 1996. A estas reuniones se suman el interés de la industria tradicional de alimentos: La compañía Kellogg ha establecido la división de alimentos funcionales; Kraft foods, Nestlé, y otras grandes compañías se aprestan con cierta reticencia a la investigación y desarrollo de esta área, mientras que la compañía Nabisco introdujo “Nutrajoint”, su primer producto funcional.
Algunas universidades han iniciado programas para el estudio de la interesante área de las ciencias de los alimentos y de la nutrición. Quizás el centro más reconocido sea el Programa de Alimentos Funcionales para la Salud de la Universidad de Illinois.
Muchos productores de suplementos alimentarios han estado ofreciendo estos componentes en el mercado, sin tener la base científica cierta para los reclamos de la salud que se presentan en los envases de sus productos. En muchos casos, esto es ejemplo de irresponsabilidad y avaricia. En otros casos, simplemente ejemplo de ignorancia y de la falta de regulación gubernamental apropiada para controlar a la rápidamente creciente industria de los suplementos alimentarios. Lo cierto es que los productores de suplementos no deberían envasar en una botella compuestos que todavía no han sido debidamente identificados y caracterizados por la comunidad científica, ni aducir efectos positivos basados solamente en evidencia anecdótica y testimonios individuales.
afectadas por estas deficiencias. Por ejemplo, las formas puras o concentradas de vitaminas en píldoras o en cápsulas pueden ser no absorbidas apropiadamente y pueden interferir con la absorción de estos nutrientes. Igualmente, los extractos de algunas sustancias fotoquímicas no son tan efectivos como cuando aquella sustancia se encuentra en su forma natural como parte de un alimento. Esto sugiere que algunos fitoquímicos podrían no ser metabolizados en su forma pura y que algunos necesiten la presencia de otros compuestos o componentes alimenticios para funcionar apropiadamente. Se podría concluir que no necesariamente un compuesto fitoquímico individual, sino la combinación de compuestos fitoquímicos entre sí o con otras sustancias en los alimentos, es lo que favorece su absorción, transporte a los tejidos, metabolismo y su función protectora en contra de enfermedades. Este concepto merece, y es objeto de investigación científica a fin de establecer el mecanismo de funcionamiento biológico de los fitonutrientes y de su valor en la lucha por la consecución de una mejor salud y calidad de vida.
No existe un acuerdo para definir en forma precisa lo que son los Alimentos Funcionales. Muchos consideran que se trata de un concepto aún en desarrollo y que bien podría considerárselos como productos intermedios entre los tradicionales y la medicina. Los alimentos funcionales podrían definirse como “Cualquier alimento en forma natural o procesada, que además de sus componentes nutritivos contiene componentes adicionales que favorecen a la salud, la capacidad física y el estado mental de una persona”
La idea de los alimentos funcionales fue desarrollada en Japón durante la década de los 80 como una necesidad para reducir el alto costo de los seguros de salud que aumentaban por la necesidad de proveer cobertura a una población cada vez mayor en edad, gracias a los avances en cuidado médico y una buena nutrición. El término se refería a alimentos procesados conteniendo ingredientes que ayudan a ciertas funciones específicas del organismo además de ser nutritivos. Al momento, Japón es el único pías que ha formulado un proceso regulatorio específico para la aprobación de alimentos funcionales.
De acuerdo a los japoneses los alimentos funcionales pueden clasificarse en tres categorías:
En los Estados Unidos la categoría de los alimentos funcionales no está legalmente reconocida. A pesar de esto, muchas organizaciones han propuesto definiciones para esta nueva área de las ciencias de los alimentos y de la nutrición. El Directorio de Alimentos y Nutrición de Instituto de Medicina ha definido los alimentos funcionales como “cualquier alimento o ingrediente alimentario que pueda proporcionar beneficios de salud además de los tradicionalmente nutricionales”.
El primer término usado para este tipo de alimentos en los Estados Unidos fue el de “alimentos diseñados”, para describir aquellos alimentos que contienen naturalmente o que son enriquecidos con componentes químicos, biológicamente activos pero no nutritivos, provenientes de plantas, efectivos en la reducción de los riesgos al cáncer. Ese mismo año el Dr. Stephen Defelice, Director de la Fundación de Medicina Innovativa, crea el término “nutracéutico” para referirse a “cualquier sustancia que pueda ser considerada como alimento o como parte de una alimento y que proporciona beneficios médicos o de salud, incluyendo la prevención o el tratamiento de una enfermedad”. Con el paso del tiempo, otros términos creados para caracterizar los “alimentos funcionales” incluyen:
El término “fitoquímicos” constituye la evolución más reciente de la expresión “alimentos funcionales” y enfatiza las fuentes vegetales de la mayoría de los compuestos preventivos de enfermedades.
Muchos factores han contribuido a la presente “revolución” dietaria y al interés en los “alimentos funcionales”.
La evidencia abundante acerca del papel vital de los factores nutritivos en el mantenimiento de la salud y en la ocurrencia de las enfermedades.
El papel de las dieta en la ocurrencia de diez de las mayores causas de muerte en los Estados Unidos, incluyendo:
Otras enfermedades, aunque no tan fatales, también resultan de una dieta inadecuada y causan problemas de capacitación física. Ejemplo de este tipo de enfermedades es la osteoporosis.
El consumo de dietas con alto contenido de productos de origen vegetal (frutas, verduras, granos integrales, y leguminosas) es considerado como medio de protección contra enfermedades crónicas, especialmente el cáncer.
Personas que consumen un bajo nivel de frutas y vegetales tienen un doble nivel de riesgo para adquirir diversos tipos de cáncer que aquellas personas con un alto nivel de consumo de este tipo de alimentos.
Esto lleva a pensar a muchos que es posible que el aumento en el consumo de compuestos fitoquímicos con actividad biológica presentes en una dieta, contribuyen a la reducción del riesgo de cáncer.
Todos estos factores han contribuido a un gran interés en el papel de alimentos fisiológicamente funcionales en la prevención de enfermedades y en la promoción de la salud partiendo del hecho de que la evidencia científica enfatiza que:
Se hace razonable concluir que existen áreas de investigación a las que deben darse prioridad. Tales áreas podría incluir:
Recientes trabajos de investigación científica han permitido clasificar a los “fitonutrientes” en grupos a base de las funciones de protección biológica que ejercen, así como en base a sus características físicas y químicas. La siguiente es una clasificación general de los grupos o clases de “fitonutrientes” en esta base.
TERPENOS
Ampliamente distribuidos en el reino vegetal, en alimentos verdes, productos de soja y granos. Constituyen una de las más amplias clases de alimentos funcionales o fitonutrientes. Los terpenos funcionan como antioxidantes, protegiendo a los lípidos, a la sangre y a otros fluidos corporales contra el ataque de radicales libres, algunas especies de oxígeno reactivo, grupos hidroxilos, peróxidos y radicales superóxidos. Los terpenos más intensamente estudiados son los carotenoides y los limonoides.
En estudios experimentales, los terpenos previenen la ocurrencia del cáncer en muchos sitios, incluyendo los pulmones, las glándulas mamarias, el colón, el estómago, la próstata, el páncreas, el hígado, y la piel. Los terpenos expresan su actividad antitumorífica a través de una variedad de mecanismos. Importante entre estos es su inhibición de la proliferación de células malignas por decrecimiento de la actividad de las proteínas oncogénicas ras. Un oncógeno es un gen causativo de cáncer tales como los genes H-ras y c-myc. Cuando un oncógeno muta, dirige una célula a sintetizar una proteína anormal que puede constituir un factor de crecimiento anormal o puede regular la actividad de una enzima que a su vez controla el crecimiento. La proteína anormal ordena a las células dividirse agresivamente de modo que el cáncer progresa a su vez a formas más agresivas. La actividad de las enzimas que controlan el crecimiento a menudo envuelve reacciones de fosforilación, metilación e isoprenilación.
Los terpenos también causan un decrecimiento de la actividad de la enzima descarboxilasa de ornitina, esencial para la síntesis de poliaminas, importantes en la proliferación celular.
a) Carotenoides: Esta subclase de terpenos consiste en pigmentos de color amarillo intenso, naranja y rojo que se encuentran en vegetales como el tomate, el perfil, la naranja…etc. Los carotenoides se encuentran también en ciertas especies animales (flamingos) a los cuales prestan brillantes colores.
La familia de los carotenoides incluyen dos tipos distintos de moléculas: carotenos y xantofilas.
Los carotenos, incluyen alfa-beta, épsilon-caroteno. El B-Caroteno es el más activo. Estos carotenos, conjuntamente con el gama-caroteno, el licopeno y la luteína, parecen ofrecer protección contra el cáncer de los pulmones, colo-rectal, de las glándulas mamarias, del útero y de la próstata. Los carotenos tienen un efecto favorable para el sistema inmunológico y protegen a la piel contra la radiación ultravioleta. Los carotenos tienen un efecto protector que es específico de los tejidos. Por tanto, el efecto protector general es mayor cuando todos los carotenos son ingeridos conjuntamente en la dieta.
El licopeno, presente en forma abundante en tomates, toronjas rojas, sandías, y pimientos rojos es el carotenoide encontrado en más alta concentración en el plasma sérico humano. Su concentración (0,5 mmols/l plasma), constituye aproximadamente el 50% de los carotenoides totales. Estudios llevados a cabo durante 6 años por las Escuelas de Medicina y de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en las dietas de más de 47000 sujetos indican que de 46 frutas y vegetales evaluados, sólo los productos de tomate tales como pizza y salsa de tomate, podrían reducir el riesgo de cáncer de próstata.
Los beneficios de salud del licopeno pueden lograrse por el consumo de 2 vasos de jugo de tomates (540 mil) diarios. El licopeno ingerido es almacenado en el hígado, los pulmones, la próstata, el colón y la piel. Su concentración en los tejidos corporales tiende generalmente a ser más alta que la de otros carotenoides.
Otros estudios que se están llevando a cabo en varios centros de investigación, sugieren que el licopeno podría reducir el riesgo a la degeneración muscular, oxidación de lípidos séricos y cánceres de los pulmones, de la vejiga, del cervix y de la piel.
Las xantofilas (luteínas), incluyen compuestos químicos conocidos como carotenoides alcohólicos y los cetocarotenoides. En este tipo de carotenoides se encuentran la zeaxantina, la cantaxantina, la criptoxantina y la astazantina.
Las xantofilas son importantes porque parecen ejercer una función protectora a favor de la vitamina A, la vitamina E, y otros carotenoides, en contra de los procesos de oxidación. La criptoxantina podría tener un alto efecto protectivo para los tejidos vaginal, uterino y cervical
b) Limonoides: Esta subclase de terpenos que se encuentran en la cáscara de frutas cítricas, parece estar específicamente destinada a la protección del tejido pulmonar. Además, los limonoides parecen actuar como agentes quemopreventivos específicos. En algunas pruebas preliminares, pacientes de cáncer reciben limoneno oralmente para probar su efectividad terapéutica (d-limoneno, Pineno).
Basados en estudios experimentales, los fitoquímicos de esta clase se encuentran en pequeñas cantidades en los aceites de cáscaras de naranja y otros frutos cítricos, así como también en otras frutas. Estos compuestos dan a estos aceites su fragancia característica. El limoneno, por ejemplo, se encuentra principalmente en las cáscaras de naranja y limones y actúa como inhibidor de la reacción de isoprenilación, como un mecanismo para prevenir la expresión oncogénica y controlar de esa manera el crecimiento celular. El alcohol perilílico, presente en las cerezas, es un metabolito que se parece mucho en su estructura química al limoneno y es cinco veces más potente que este como anticancerígeno.
Los fitoesteroles están presentes en la mayoría de las plantas. Los vegetales verdes y amarillos contienen cantidades significantes, con alta concentración de semillas. La mayor parte de las investigaciones acerca de estos fitonutrientes se han llevado a cabo en semillas de calabazas, soja, arroz y hierbas, y han demostrado que los fitoesteroles tienen habilidad para bloquear la absorción del colesterol (al cual se encuentran estructuralmente relacionados y con el cual compiten por su absorción a través de las paredes intestinales) facilitando su excreción.
Algunas investigaciones han revelado que los fitoesteroles bloquean el desarrollo de tumores en el colon, en las glándulas mamarias y en la próstata. Los mecanismos por los cuales esto ocurre no están claramente establecidos, pero se conoce que los fitoesteroles alteran los mecanismos de transferencia a través de la membrana celular durante el crecimiento de tumores y reducen la inflamación.
Estos fitonutrientes incluyen un numeroso grupo de compuestos que han sido sujeto de una extensiva investigación como agentes preventivos de enfermedades.
Los fenoles protegen a las plantas contra los daños oxidativos y llevan a cambio la misma función en el organismo humano. Las coloraciones azul, azul-rojo, y violeta característicos de ciertas variedades de cerezas y uvas y el color púrpura de la berenjena se deben al contenido fenólico de estos vegetales. La característica principal de los compuestos fenólicos es su habilidad para bloquear la acción de enzimas específicas que causan inflamación. Los fenoles también modifican los pasos metabólicos de las prostaglandinas y por lo tanto protegen la aglomeración de plaquetas. Basados en datos obtenidos de estudios experimentales, parece que existen algunos posibles mecanismos para la acción de los fenoles. Estos inhiben la activación de carcinógenos y por tanto bloquean la iniciación el proceso de carcinogénesis. Los fenoles son también antioxidantes y como tales atrapan radicales libres, previniendo que estos se unan y dañen las moléculas de ácido desoxirribonucleico, un paso crítico en la iniciación de los procesos carcinogénicos.
El grupo de los fenoles incluye a los flavonoides.
Como antioxidantes, los fenoles también previenen la peroxidación de lípidos, los cuales, siendo radicales libres pueden causar daño estructural a las células normales. El daño estructural a las membranas de las células normales interfiere con el transporte de moléculas a través de estas membranas afectando el crecimiento y proliferación celular.
a) Flavonoides. Los flavonoides incluyen las flavonas y las isoflavonas que se encuentran en varias frutas y vegetales. La soja y el tofú son ricas fuentes de flavonoides no cítricos; las frutas cítricas son ricas fuentes de flavonoides cítricos, incluyendo compuestos diosmina y hesperidina que son encontrados en toronjas y naranjas. Estos compuestos favorecen también los efectos del ácido ascórbico (Vitamina C).
Los Flavonoides fueron alguna vez agrupados juntos como Vitamina P, y destacan:
La actividad biológica de los flavonoides incluye su acción contra alergias, inflamaciones, radicales libres, hepatotoxinas, aglomeración de plaquetas, microorganismos, úlceras, virus y tumores, y su acción inhibitoria de ciertas enzimas. Los resultados de estudios llevados a cabo usando ratas, han demostrados que diosmina y hesperidina inhiben carcinogénesis por reducción de los niveles de poliaminas.
Presentes en toda célula, la familia de las poliaminas incluye puetrescina y espermidina y sus derivativos, que cumplen una importante función en el crecimiento y proliferación celular.
Algunos tumores acumulan poliaminas y su tratamiento con compuestos fitoquímicos tales como diosmina y hesperidina (también llamada vitamina P) disminuye los niveles de poliaminas; esto a su vez disminuye la proliferación de tumores celulares.
Quercetina es un flavonoide no cítrico ampliamente distribuido en los alimentos. Está clasificada como una flavona debido a que contienen la estructura 2-fenilcromona.
Antocianidinas. Técnicamente conocidos como “flavonales”, estos compuestos proveen enlaces cruzados o “puentes” que conectan o fortalecen las fibras entrecruzadas del colágeno. La gran fortaleza tensíl del colágeno depende de la preservación de los enlaces cruzados. Las antocianidinas, siendo solubles en agua, también recogen radicales libres que se encuentran los fluidos de los tejidos. Esta es una potente habilidad que beneficia especialmente a atletas y otras personas dedicadas a la actividad deportiva y física, debido a que el ejercicio extenuante genera gran cantidad de radicales libres.
Catequinas y Ácidos Gálicos. Las Catequizas difieren… en su estructura química de otros flavonoides, pero comparten con ellos sus propiedades quemoprotectivas. Las catequinas más comunes son los ésteres gálicos, llamados epicatequinas (EC), galato de epicatequina (GEC) y el galato de epigalocatequinas (GEGC). Todos estos compuestos se encuentran en los tés verdes y se cree que son responsables por los beneficios protectores de esta bebida. Los tés verdes y negros son productos de la misma planta. El té verde no es fermentado y contiene catequinas naturales, tales como la epigalocatequina. El té negro es fermentado y luego secado. El proceso de fermentación oxida las catequinas naturales formando teaflavinas y tearubiginas que le dan al té el color negro.
Tanto el té verde como el negro inhiben la inducción química del cáncer del esófago en animales; el té verde actúa como un inhibidor más potente que el té negro. Este hecho parece sugerir que la teaflavina y la tearubigina no son tan efectivos como sus precursores; sin embargo, todavía está por establecerse. El efecto inhibidor del té en el proceso de tumorigénesis no ha sido aún demostrado en humanos.
b) Isoflavonas. Los fitonutrientes de esta subclase provienen de fréjoles-especialmente la soja- y de otras leguminas y son ejemplo de flavonoides no cítricos. Las isoflavonas funcionan en forma bastante similar a los flavonoides en el sentido que bloquean efectivamente las enzimas que promueven los crecimientos tumoríficos y aparentemente actúan también como hormonas. Genisteina y daidzeina que se encuentran en la soja son ejemplos de isoflavonas. Son mejor conocidas por sus efectos antitumoríficos en cáncer de la glándula mamaria en animales experimentales.
Un importante estudio incitó el interés de la soja en el mercado consumidor. Los investigadores revisaron los datos de 38 estudios clínicos con proteína de soja compilándolos en un significativo estudio con 740 participantes y demostraron las siguientes conclusiones:
Decrecimiento en un 13% en los niveles de lipoproteínas de baja densidad o colesterol.
Mientras más altos los niveles de colesterol en la sangre, mayor el efecto de la proteína de soja. Personas con niveles de colesterol sanguíneo de más de 333 mg/dL tuvieron un 20% de reducción al consumir la proteína de soja.
Mientras más alto el nivel de consumo de proteína de soja, mayor la reducción de colesterol.
c) Otros Compuestos Fenólicos. El ácido elágico, presente en uvas, fresas, zarzamoras, arándanos, nueces y otros alimentos es un ejemplo de un tipo de compuesto fenólico que actúa como un fitoquímico y hace de estos productos ejemplos de alimentos funcionales.
En estudios usando ratas como modelo experimental, el ácido elágico inhibe tumores de esófago. Estos estudios, sin embargo, no indican que el ácido elágico no se encuentra fácilmente disponible y puede variar en efectividad dependiendo si está en forma purificada o en su forma natural. Para ser biodisponible, el ácido elágico necesita estar en una forma en que la célula pueda reconocerlo y utilizarlo.
Tal forma puede ser la forma química libre o en una forma combinada a otra biomolécula. El ácido elágico generalmente se une a moléculas de azúcar.
Lignanos
Los lignanos son compuestos químicos de bajo peso molecular que se encuentran en muchas frutas y vegetales tales como el brécol. Al igual que los flavonoides, los lignatos tienen una débil actividad estrogénica y compiten con los compuestos estrogénicos normales no permitiéndoles promover el crecimiento de tumores. Investigaciones epidemiológicas apoyan la hipótesis de que los países con más altos niveles de consumo de flavonoides y lignanos en su dieta tienen las más bajas incidencias de cáncer.
Tioles
Los fitonutrientes de esta clase (contiene azufre) están presentes en el ajo y en vegetales del género crucífero (col, nabos y miembros de la familia de la mostaza). Incluyen los siguientes grupos.
Glucosinolatos
Potentes activadores de las enzimas de detoxificación hepática. Regulan a los glóbulos blancos y a las citoquinas. Los glóbulos blancos constituyen las “aves de rapiña” del sistema inmunológico, defendiendo al organismo por medio de procesos de destrucción de factores extraños que puedan invadirlo. Las citoquinas actúan como “mensajeros”, coordinando las actividades de todas las células del sistema inmunológico. La biotransformación de los glucosinolatos incluyen los isocianatos y el sulforafano, compuestos que aparentemente tienen una función protectora de tejidos específicos bloqueando enzimas que promueven el crecimiento de tumores, especialmente en las glándulas mamarias, el hígado, el colón, los pulmones, el estómago y el esófago.
Sulfido Alílicos
El ajo y las cebollas son los más potentes miembros de esta subclase de tioles, que también incluyen el puerro, chalote y cebolleta. Los súlfidos alílicos en estas plantas son liberados cuando son cortadas o majadas. Una vez que el oxígeno llega a las células de las plantas, se generan varios productos de bio-transformación. Cada uno de ellos parece ser específico para un tejido determinado.
Como grupo, sin embargo, los súlfidos alílicos parecen poseer propiedades antimutagénicas y anticarcinogénicas así como además propiedades protectoras de los sistemas inmunológico y cardiovascular. También parecen ofrecer una actividad anticrecimiento para tumores, hongos, parásitos, colesterol y para los factores de adhesión de plaquetas y de leucocitos, así como una función de activación de los sistemas enzimáticos de detoxificación del hígado y el bloqueo de la actividad de las toxinas producidas por bacterias y virus.
Indoles
Son compuestos nitrogenados que se encuentran en la col y en otros vegetales crucíferos. Estudios experimentales demuestran que los índoles tienen un efecto protectivo contra los cánceres de las glándulas mamarias, del colon y de otros tipos de canceres. Animales alimentados con dietas conteniendo índoles muestran que contribuyen a aumentar la razón de conversión de compuestos de tipo estrogénico a formas inactivas de estas hormonas. También existe evidencia de que cuando los indoles bloquean los receptores de hormonas de tipo estrogénico, inhiben el crecimiento de tumores de las glándulas mamarias y de otros tipos de tumores. Otro modo de acción de los indoles es por inducción de la actividad de las enzimas que detoxifican a compuestos cancerígenos.
Isoprenoides
Neutralizan los radicales libres en una forma única. Cualquier radical libre que intenta unirse a la región lípida de la membrana celular es atrapado rápidamente por los isoprenoides y entregado a otros antioxidantes para su destrucción.
Tocoferoles y Tocotrienoles
Son conocidos por su eficiente efecto inhibitorio de los procesoS de oxidación de lípidos en alimentos y en sistemas biológicos. Los tocoferoles se encuentran en semillas oleaginosas, hojas y otras partes verdes de plantas. El alfa-tocoferol está presente principalmente en los cloroplastos de las células vegetales, mientras que sus homólogos beta, gamma y delta se encuentran fuera de estas células. Por su parte, los tocotrienoles se encuentran en la corteza y en el germen de algunas semillas y cereales. Puesto que la vitamina E y sus homólogos, los tocoferoles y los tocotrienoles son sintetizados sólo en plantas, constituyen nutrientes muy importantes en la dieta del hombre y otros animales mayores.
Los tocotrienoles parecen inhibir el crecimiento de las células cancerosas en las glándulas mamarias, mientras los tocoferoles no exhiben este efecto. Los resultados obtenidos de recientes investigaciones parecen indicar que las funciones biológicas de tocoferoles y tocotrienoles no parecen estar relacionadas entre sí.
Los caminos de la salud.
Dr. José Luis Cidón Madrigal
En este libro se hace una reflexión y frente a las multinacionales del consumo la Medicina Natural muestra el camino para permitir al sistema inmunológico hacer su cometido sin recurrir a los medicamentos.
Última Actualización: 21/03/2023
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